martes, 16 de febrero de 2010

TOMEN ASIENTO, SEAN BIENVENIDOS

Ustedes van a ser el producto de un experimento. Van a ser jueces de lo que probablemente sea el experimento del siglo. Tenemos la tecnología pero nos faltan las ideas. Durante estos últimos 20 años hemos sido capaces de reproducir los mecanismos que hacen posible el funcionamiento del cerebro. Sabemos cómo procesar la información pero nos falta la información. Tenemos el disco duro, los procesadores, los monitores, las tarjetas de video y audio, pero nos falta el programa apropiado que haga funcionar a nuestro hombre-máquina. Vamos a embarcarnos en el apasionante reto de intentar construir un robot que piense, actué y sienta como cualquier ser humano. No piensen que ustedes son, los primeros programadores. Ha habido otros y será conveniente que los conozcan para no volver a caer en sus errores. Una vez acabado este recorrido llegaremos a la última versión que elaboramos la máquina de korsgaard. Ustedes deberán juzgar el programa que hace posible que la máquina de korsgaard sea calificada como humana. Su herramienta de trabajo no será otra que sus vivencias, sus pensamientos sobre el mundo y sobre las personas que los rodean (madres, padres, amigos, enemigos, amados, amantes…) en definitiva tendrán que hacer uso de su sentido común. Los elegimos porque ustedes no están contaminados por los prejuicios de los expertos. Son gente corriente, que piensa, actúa y siente. No saben de teorías, de formulas matemáticas... No van a rechazar una teoría solo por el nombre que tenga o por la persona que la firme. Son personas inocentes. Aunque con toda seguridad después de esta experiencia dejarán de serlo.